la lechuga



Dice el abuelo que si quieres recolectarlas con hermoso aspecto debes atarles las cabelleras, es decir, las hojas superiores, pues así serán blancas y hermosas; que también esparcirle desde arriba arena da buenos resultados; que cuando alcanzan el tamaño de un palmo debes cavar alrededor de manera que las raíces queden al descubierto, recubriéndolas con excremento fresco de buey y regándolas enseguida; que cuando crezcan, es mejor hendir el brote con un hierro muy afilado y ponerle encima un fragmento de vasija sin empegar para que aumente de tamaño a lo ancho y no a lo alto; y lo más extraño de todo lo que dice el abuelo es que para obtener lechugas perfumadas le introduzcas en su semilla una de cidro y las siembres conjuntamente.


© Imagen: Ana Aydillo /Desnudo con lechuga